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De Muller, un disgust
Un disgust
Fa més de deu anys vaig comprar unes ampolles en una botiga de vins, on el dependent de la botiga, amic, hem va fer una selecció de dotze vins. Entre elles hi havia una ampolla De Muller Solera 1865 Dom Juan fort, un priorat sec extra ranci. El venedor em va dir que era un dels tresors de l’enologia del nostre país, un d’aquells vins desconeguts, oblidats, i que amb el temps seria una ampolla que aniria guanyant valor econòmic. I tenia raó.
El vi és d’una solera procedent en la seva majoria, de les varietats Moscatell, Garnatxa blanca i Garnatxa negra, envellides a diferents nivells, apilades en tres pisos, amb el sistema de “soleras i criaderas”.
El pis inferior és anomenat solera, per ser la més a prop del terra, i conté el vi més vell.
D’aquestes soleras se’n retira una quantitat de vi (sol ser 1/3 del total de litres de la bota), per embotellar, i aquest volum extret és ràpidament reemplaçat per 1/3 de vi de la primera criadera, i les botes de la primera criadera són reomplertes amb 1/3 de la segona criadera(que són les de l’últim pis). Aquestes ultimes botes es completen amb 1/3 de vi nou, procedent d’un envelliment oxidatiu en fudres de fusta.
El vi original d’aquesta solera és del 1865, l’any que va omplir les botes per primera vegada. Des ’aleshores, s’ha anat criant. Un tresor.
Un tresor que anat guardant pacientment. Fins avui. Avui he decidit ordenar l’armari dels vins dolços i destil·lats. I a l’obrir la capsa de l’ampolla de Dom Juan Fort, que guardava tombada, he vist que l’ampolla havia supurat una mica de líquid. Al retirar la cel·lofana que embolcalla l’ampolla, per a poder-la netejar, he pogut veure, que a l’ampolla li mancaven uns tres dits de vi: massa vi per la poca taca que hi havia; i examinant l’ampolla amb més detall, he vist que l’ampolla havia estat oberta.
O sigui, que algun client de la tenda havia obert l’ampolla, l’havia tastat (suposo que esperant que fos un vi dolç), i tornada a tapar i embolicar amb la cel·lofana l’havia retornat a la botiga. A la botiga no se’n van adonar, i jo quan la vaig comprar, a l’anar embolicada amb la cel·lofana, tampoc. I sé segur que la persona que me la va vendre, no me la va colar, perquè som amics.
Un disgust, un gran disgust; De guardar amb il·lusió una ampolla, per a poder trobar un moment per obrir-la i compartir-la amb gent que estimes, amb gent que aprecies, amb gent que gaudeix del vi, amb gent que s’emociona, valora i vibra amb una relíquia enològica. Un disgust.
Què penso de la persona que va retornar aquesta ampolla a la tenda, perpetrant aquest engany, aquest frau, aquesta estafa? Per dir-ho de forma suau, educada, civilitzada, delicada, respectuosa, i comptant fins a cent, li diré que tota la ira deBacchus maleeixi el seu paladar.
Versión Castellana
Hace más de diez años compré unas botellas en una tienda de vinos, donde el dependiente de la tienda, amigo, me hizo una selección de doce vinos. Entre ellas había una botella De Muller Solera 1865 Dom Juan Fort, un Priorat seco extra rancio. El vendedor me dijo que era uno de los tesoros de la enología de nuestro país, uno de esos vinos desconocidos, olvidados, y que con el tiempo sería una botella que iría ganando valor económico. Y tenía razón.
El vino es de una solera procedente en su mayoría, de las variedades Moscatel, Garnacha blanca y Garnacha tinta, envejecidas a diferentes niveles, apiladas en tres pisos, con el sistema de soleras y criaderas.
El piso inferior es llamado solera , por ser la más cerca del suelo, y contiene el vino más viejo.
De estas soleras se retira una cantidad de vino ( suele ser 1/3 del total de litros de la bota ), para embotellar, y este volumen extraído es rápidamente reemplazado por 1/ 3 de vino de la primera criadera, y las botas de la primera criadera son rellenadas con 1/ 3 de la segunda criadera (que son las del último piso). Estas últimas botas se completan con 1/ 3 de vino nuevo, procedente de un envejecimiento oxidativo en fudres de madera.
El vino original de esta solera es de 1865, el año que llenó las botas por primera vez. Desde entonces, se ha ido criando. Un tesoro.
De estas soleras se retira una cantidad de vino ( suele ser 1/3 del total de litros de la bota ), para embotellar, y este volumen extraído es rápidamente reemplazado por 1/ 3 de vino de la primera criadera, y las botas de la primera criadera son rellenadas con 1/ 3 de la segunda criadera (que son las del último piso). Estas últimas botas se completan con 1/ 3 de vino nuevo, procedente de un envejecimiento oxidativo en fudres de madera.
El vino original de esta solera es de 1865, el año que llenó las botas por primera vez. Desde entonces, se ha ido criando. Un tesoro.
Un tesoro que ido guardando pacientemente. Hasta hoy. Hoy he decidido ordenar el armario de los vinos dulces y destilados. Y al abrir la caja de la botella de Dom Juan Fort, que guardaba tumbada, he visto que la botella había supurado un poco de líquido. Al retirar el celofán que envuelve la botella, para poder limpiarla, he podido ver, que en la botella le faltaban unos tres dedos de vino: demasiado vino por la poca mancha que había, y examinando la botella con más detalle, he visto que la botella había sido abierta.
O sea , que algún cliente de la tienda había abierto la botella, lo había probado (supongo que esperando que fuera un vino dulce), y vuelta a tapar y envolver con celofán la había retornado a la tienda. En la tienda no se dieron cuenta, y yo cuando la compré, al ir envuelta en el celofán, tampoco. Y sé seguro que la persona que me la vendió, no me la coló, porque somos amigos.
Un disgusto, un gran disgusto; De guardar con ilusión una botella, para poder encontrar un momento para abrirla y compartirla con gente a la que quieres, con gente que aprecias, con gente que disfruta del vino, con gente que se emociona, que valora y vibra con una reliquia enológica. Un disgusto.
Un disgusto, un gran disgusto; De guardar con ilusión una botella, para poder encontrar un momento para abrirla y compartirla con gente a la que quieres, con gente que aprecias, con gente que disfruta del vino, con gente que se emociona, que valora y vibra con una reliquia enológica. Un disgusto.
¿Qué pienso de la persona que retornó esta botella en la tienda, perpetrando este engaño, este fraude, esta estafa ? Para decirlo de forma suave, educada, civilizada, delicada, respetuosa y contando hasta 100, le diré que simplemente toda la ira de Baco maldiga su paladar.
